“Venezuela necesita una oposición seria, responsable, que se haga una autocrítica.”
Hugo Chávez Frías
La coyuntura política venezolana, signada por una “guerra de amplio espectro” o de “espectro completo”, no ha cesado, a pesar de las contundentes derrotas políticas y electorales que las fuerzas de la revolución y patrióticas le han propinado a la reacción nacional e internacional. Por el contrario, pese a una derecha varias veces derrotada y maltrecha, las fuerzas contrarrevolucionarias, soportadas fundamentalmente por factores extranjeros, capitaneados por EE.UU., refuerzan y redoblan su guerra contra la patria. Así vemos a la Unión Europea como peones del plan fascista Trump-Borges, con su parlamento otorgando el premio por los DDHH, del apátrida ex soviético Sájarov, a la oposición venezolana. Son 50.000 dólares, “por (y para) quemar personas vivas, por (y para) generar violencia, por (y para) generar muertes, por (y para) causar sufrimiento a un pueblo”, como señalara la presidenta de la ANC, Delcy Rodríguez. No olvidemos lo que nos decía la Economista Pasqualina Curcio, en entrevista con nuestro Ministro del Poder Popular de Agricultura Urbana, Freddy Bernal: “La guerra económica es un mecanismo utilizado por sectores con objetivos políticos, y en Venezuela grupos recurren a esta táctica y la ejecutan con mayor intensidad en víspera de elecciones... Utilizan la economía como medio para un fin. ¿Cuál es el fin? Incidir sobre la preferencia política de los venezolanos, del pueblo, en procesos electorales o de alta conflictividad política”.
Esta guerra tiene tres características fundamentales: desabastecimiento programado y selectivo, inflación inducida y bloqueo financiero internacional, y “en víspera de los procesos electorales estos mecanismos de alteración en la distribución son más intensos, con el mismo objetivo: el político”, señaló Curcio en el programa La Hora de los CLAP.
“En el campo económico, no hay dudas de que la magnitud de los ataques internos y externos contra Venezuela exige tomar decisiones políticas de alcance global, como lo viene haciendo el gobierno nacional. Pero creer que se puede prescindir del pueblo organizado para producir alimentos o para construir viviendas, por citar solo dos ejemplos, es decir, abandonar por ‘abstractas’ o ‘extemporáneas’ las ideasfuerza de producción social o Autogestión, equivale a renunciar a todo impulso transformador y limitarnos a preservar el estado de cosas existentes, no se sabe muy bien para qué...”, señalaba el exministro de comunas, Reinaldo Iturriza, en su más reciente artículo, “Gobernaciones, alcaldías, poderes fácticos y poder popular”.
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Tomado de la REVISTA No.53 / 05 de noviembre de 2017. Comité Local de Abastecimiento y Producción
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